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ACTIVIDADES

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Concurso Nacional YRE Argentina

El programa "Jóvenes Reporteros para el Ambiente" es un concurso anual internacional de periodismo ambiental para jóvenes de 11 a 25 años subdividido en 3 rangos de edades (11-14, 15-18, 19-25). El objetivo es detectar una problemática ambiental local/global y, después de haber llevado a cabo una investigación que muestre los efectos de la problemática, realizar una foto, un artículo o un video documental de 3 minutos. Al término del año un Jurado Nacional seleccionará los trabajos ganadores por cada categoría y rango de edad, y estos participaran al concurso internacional con otros 45 países. 

Este programa permite que los jóvenes desarrollen un pensamiento crítico, que puedan sentir que su opinión es importante, pueden desarrollar capacidades tanto de liderazgo como de trabajo en equipo, hacer parte de una red internacional, dar voz al ambiente y realizar un trabajo que permite sentir un sentido de bienestar interior. 

¡¡Ayuda el ambiente...Sumate!!

Ganadores  Concurso YRE Argentina 2019

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JURADOS

 

Angélica Gómez Pizarro​

 

Desde el 2018 es titular del programa Escuelas Verdes trabajando por el crecimiento y la consolidación de la Educación para la Sustentabilidad en la Ciudad de Buenos Aires.

 

Sergio Eguezabal

Periodista ambiental, editor de radio y tv. Conferencista de comunicación, ambiente y sustentabilidad. Conductor de Sábado Verde (LaOncediez)

 

Máximo Mozzoco 

Activista ambiental, Fundador de la ONG Eco-House, miembro de Alianza por el Clima

GANADORES

VIDEO

 

RANGO DE EDAD 11-14       VIDEODOCUMENTAL

                                                            Globo en el mar

De:   Lucía García Ziegler, Abigail Salomé Oksinczuk, Julia Salevsky, Valentina Piñeiro Ribeiro, Lucía Dieng Piccioti, Macarena Horta, Carolina Pérez Axpe

 

RANGO DE EDAD 15-18      VIDEODOCUMENTAL

 

Contaminación del polo de Villa Urquiza

 

De: Melanie Rocío Álvarez Peralta, Micaela Ramírez, Ada Carolina Cardozo, Melina Elizabeth Bilotti Salvatierra, Ailén Sol Pestaña Álvarez

 

RANGO DE EDAD 19-25       VIDEODOCUMENTAL

 

Las colillas

 

De Federico Pellegrino

FOTOGRAFÍA

 

RANGO DE EDAD 15-18      FOTOREPORTAJE

Descuido verde   

De Wendy Rodríguez

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RANGO DE EDAD 19-25     FOTOREPORTAJE

Aún tenemos elección   

De Belén Fernández

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ARTICULOS

RANGO DE EDAD 19-25

 

Cuenca Matanza Riachuelo, un caso de (in)acción humana.

De Belén Fernández

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           El agua disponible para el consumo humano representa menos del 1% en todo el mundo. La Cuenca Matanza Riachuelo está dentro de ese porcentaje y se encuentra severamente contaminada. Que exista un mínimo de probabilidades de recuperación depende 100% de nosotros.

Para comprender las problemáticas es necesario entender el flujo de agua. Una cuenca hidrográfica es la unidad territorial en la cual el agua que cae por precipitación y/o el agua subterránea escurre hacia un cuerpo de agua común (río, lago, mar, etc.). En este caso, los arroyos que se forman, confluyen en un curso principal llamado Matanza en su primer tramo y Riachuelo en el tramo final, cuyo recorrido total comprende 64km en sentido sudoeste-noreste y desemboca en el Río de la Plata. El Matanza Riachuelo ubicado en Buenos Aires abarca una superficie aproximada de 2047km2, comprometiendo a más de 5.000.000 de personas que viven allí y también es un río de llanura con escasa pendiente, lo que explica la acumulación de sedimentos generados por la acción humana.

 

         Ahora bien, ¿cuál es la cuestión?  Debido a la pavorosa contaminación cuyo origen se encuentra en la actividad industrial y agropecuaria, en los residuos sólidos urbanos y vuelcos de efluentes cloacales sin tratamiento, no son solo la fauna y la flora que habitan la cuenca quienes se ven afectadas sino también los miles de familias asentadas allí, viéndose reflejado en el padecimiento de enfermedades respiratorias, motrices y plomo en sangre, entre otras.

Claro que es inevitable cuestionarse cómo pudo suceder. Y la respuesta se halla mirando al pasado, recorriendo así la historia de nuestro país. Pasando por cada modelo político y económico, empezando por el asentamiento de los primeros saladeros que convirtieron a la cuenca en el centro

de producción, siguiendo con el modelo agroexportador que consideró esta zona ideal para la disposición de residuos y como punto de embarque y desembarque, las primeras poblaciones

asentadas en la ribera, en los inicios del siglo XX cuando surge el desarrollo industrial y como punto culminante la desindustrialización allá por 1970-1990. Desde entonces el caso Riachuelo es conocido entre los argentinos como una causa perdida. Hubo varios intentos de saneamiento que nunca fueron ejecutados y los ciudadanos, lo asimilamos, sin más. Hasta que las consecuencias llegaron a los hogares de los vecinos, quienes se cuestionaron y al informarse, actuaron. En 2004, el Riachuelo con el nombre de “Causa Mendoza” llegó a la Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina y como resultado se creó en 2006 la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR) bajo la ley 26.168.

     ACUMAR, organismo destinado al saneamiento del río, coordina la política pública respecto a la Cuenca, planifica acciones de mejora y controla las actividades que inciden en el ambiente, priorizando la calidad de vida de sus habitantes. Caracterizado por ser tripartito ya que reúne tres gobiernos (Nación, Provincia y Ciudad Autónoma de Buenos Aires), por ser interjurisdiccional y trabajar junto a otros organismos, en el año 2009 ACUMAR elaboró el Plan Integral de Saneamiento Ambiental (PISA) como herramienta fundamental para la mejora de la Cuenca Matanza Riachuelo.

“La gente sigue tirando basura” dice un vecino de la Cuenca. Y efectivamente es lo que, en mayor o menor medida, sucede en el día de hoy.  “Un factor clave para su recuperación es el cambio cultural” sostiene uno de inspectores de ACUMAR, quien día a día trabaja en las zonas afectadas. “El camino es a través de los jóvenes, será lo que condicione a la política, a la sociedad civil y a otros sectores para que la solución se logre” dice Lucas Figueras, el presidente de ACUMAR, lo que deja en claro la complejidad de ejecutar el plan bajo la coordinación de numerosos actores involucrados.

      Concluyendo, el caso de la Cuenca Matanza Riachuelo puede compararse en cierto punto con los dos lados de una misma moneda. Por un lado, nos muestra el costo que pagamos los humanos ante la contaminación desmedida y constante, mientras que, por el otro, nos demuestra el alcance que tenemos como ciudadanos cuando estamos unidos e informados. Es por eso que nunca estará demás hablar con el otro, multiplicar conocimientos y así lograr conciencia ambiental para que no exista ni un Riachuelo más.

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